Begoña "resiste" y Ayuso "se mancha".

Begoña Gómez "resiste" vestida de total look negro ante el juez Peinado e Isabel Díez Ayuso con su "mancha de grasa" que no se quita y que todo el mundo mira y comenta por delante y por detrás. Entiéndase como una metáfora. 

Se ha hablado muy poco sobre ciertos detalles del Congreso del PSOE celebrado el pasado fin de semana en Sevilla. Me preguntaba si habían asistido las mujeres y los maridos del núcleo duro del Gobierno. La mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, si ha acudido, a pesar de estar imputada, y ha sido aclamada y aplaudida por los invitados al Congreso. La frase a coro en voz alta y al unísono que me ha llamado la atención ha sido: "Begoña resiste"

La mujer de Pedro Sánchez, no ha debido de acudir a este acto por respeto a la imagen del Gobierno y del partido. Entre el "Se fuerte" de Rajoy a su tesorero del partido, Bárcenas, y "Begoña resiste" no hay mucha diferencia. Solo una, y muy importante, "Se fuerte" fue un mensaje privado emitido desde su teléfono móvil y "Begoña resiste" es un grito unánime y público de toda la plana mayor del PSOE como si se tratara de una política de los que forman parte del Gobierno con nómina y es tratada como si fuera la "presidenta consorte".

No era necesario aclamarla como forma de darle apoyo, en política a veces es más prudente no emitir determinados mensajes y así evitar las consecuencias que pueden traer. Con estas frases el PSOE suministra que no administra información que recoge para atacar la oposición. En política hay que administrar muy bien las palabras y el contexto en el que se dicen.

Se dice que Oscar Puente deja el ministerio de Transporte, y sustituye a Juan Lobato, se entiende que los enfrentamientos con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díez Ayuso, van a ser más agresivos. Puente no es Lobato.

El lenguaje verbal y no verbal de ambos políticos en sus próximos enfrentamientos no va a dejar indiferente a nadie, y aquellos que dicen que la política no les interesa con estos debates les va a empezar a interesar porque estos dos personajes políticos no van hablar solo de política van a ir más allá. Irá por episodios. Puente es peligroso para Ayuso.

Oscar Puente no tiene desgaste político, en cambio, a Isabel Díaz Ayuso se le empieza a notar cierto desgaste, por supuesto, que no se percibe en sus palabras, el mensaje es el mismo, su lenguaje no verbal denota cierto desgaste cuando da las ruedas de prensa, la mirada, los gestos, y el volumen de su voz. Parece que le falta por momentos la energía de antes, esta muy afectada por el ataque a su novio, o porque se ha descubierto un delito que debió permanecer oculto. Isabel Díaz Ayuso debe sentirse como si llevara todos los días una mancha de grasa en su ropa que no se quita y que todo el mundo la ve y critica, unos en su cara como es la oposición y otros por la espalda como son los miembros de su partido político. No la jalean, "Ayuso resiste"

Para "resistir" en estas situaciones que se tiene que dar la cara nada mejor que un buen maquillaje que ayude a disimular la mirada triste y apagada, conjugado con el color de los labios y las mejillas. No es necesario maquillarse en exceso. Si Isabel Díez Ayuso tiene un estilista le debe aconsejar como maquillarse cuando tiene que dar ruedas de prensa con el fin de ocultar su estado anímico. Estoy hablando de la diferencia entre dar una imagen fuerte o debilitada. La política es cruel y se ensaña cuando se muestra una imagen debilitada.  

La política es necesaria para administrar un país, y los políticos tienen que cumplir con los ciudadanos que les han votado y no perder su confianza. Lo que esta pasando es que la gente si ha perdido su confianza en su líder le insulta en cuanto le ve en la calle, el pueblo, o la ciudad al político que considera un fracaso para su país. No solo la derecha insulta a la izquierda, también la izquierda insulta a la izquierda, y la derecha a la derecha. Si en cada insulto le preguntáramos al que insulta a quien ha votado nos llevaríamos una sorpresa un tanto desagradable. La izquierda se autoengaña diciendo que es la ultraderecha la que provoca y viceversa.