Leonor sorprende en Oviedo.

Leonor es recibida en Oviedo con honores, y el cariño del pueblo asturiano. Su belleza, su sonrisa, y su elegancia con sus anécdotas deja un recuerdo para la historia en esta ciudad.

La princesa Leonor ha recibido la medalla de Asturias como alcaldesa honoraria de Oviedo en el ayuntamiento de Oviedo. Acudía con un traje de pantalones azul bebé combinado con accesorios en color negro, como el top y los zapatos de tacón de bajo. Con este reconocimiento ha comenzado la semana de los premios Princesa de Asturias 2024.

El alcalde, Alfredo Canteli, le ha impuesto la medalla y le ha hecho entrega del bastón de mando.

El acto ha estado marcado de errores, el primero, es que la princesa Leonor ha llegado con media hora de retraso al acto cuando debía que haber llegado a las 12:00 para comenzar el acto a las 12:15.

El segundo error, es que se le engancho el cordón de la medalla en el pelo. El fallo ha sido de Leonor al no retirar bien su larga melena para facilitar la imposición de la medalla, y se tenía que haber colocado correctamente la cabellera por encima del cordón. Ha debido ir peinada con una coleta, una o dos trenzas, o un moño bajo.

El tercero y último error, ha sido su declamación durante su discurso, sigue sin controlar la respiración para estar relajada y tener una mejor dicción, le falta sentimiento a la hora de expresar sus emociones con las palabras que dirige al pueblo asturiano, sus palabras se escuchan artificiales y poco naturales desprende la sensación de que esta nerviosa. Son discursos cortos y debería de llevarlos aprendidos, cuando mira el papel se pierde en la correcta vocalización.

Cuando un discurso no requiere de datos técnicos y un vocabulario especializado en una determinada materia sino de los sentimientos que le unen a Asturias por parte de madre no se necesita leer para transmitir la emoción que siente por aquella tierra, y contar las anécdotas vividas con su abuela paterna ya fallecida. Porque esta contando sus vivencias, hay que contarlas tal y como las ha vivido y lo que ha sentido y que sus palabras salgan de su corazón no de un discurso redactado en papel.